miércoles, 27 de octubre de 2010

Stress en patologias cardiovasculares

El estrés se ha clasificado como factor de riesgo que, en mayor o menor medida, favorecen la aparición de trastornos cardiovasculares. Con el fin de acercar a la población campogibraltareña la naturaleza de la respuesta de estrés y su importancia en la etiología y desarrollo de problemas cardiovasculares, se estableció un grupo de trabajo dirigido a la prevención del estrés, enmarcado dentro de la I Edición de la Semana del Corazón del Campo de Gibraltar que se celebró en Algeciras durante la segunda semana de mayo de 2001. Los visitantes eran informados de las diferentes tipologías de conducta relacionadas con el estrés y se les evaluaba acerca de su reacción particular. Asimismo, participaban de forma activa practicando técnicas de relajación y autocontrol emocional o sometiéndose a una sesión de biofeedback preparada al efecto. La "Carpa del Corazón" tuvo un total de 4.721 visitantes, de los cuales aproximadamente 1.000 visitaron el puesto "Estrés y Enfermedad Cardiovascular", en el cual se realizaron 337 cuestionarios TMI (Time Manager International). El porcentaje más joven se concentró dentro del grupo de Personalidad tipo A (con una media de edad de 28,87 años), la de más alto riesgo de padecer enfermedad cardiovascular. Estudio realizado en España

Stress como uno de los factores de Riesgo Cardiovascular

Factores de riesgo cardiovascular
Existen diversos tipos de enfermedades cardiovasculares: hipertensión arterial, enfermedad arterial coronaria, enfermedad valvular cardíaca, accidente cerebrovascular (trombosis o derrame cerebral) y fiebre reumática o enfermedad cardíaca reumática. Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares causan 17.5 millones de muertes en el mundo cada año y representan la mitad de todas las muertes en los Estados Unidos y otros países desarrollados. Las enfermedades cardiovasculares también son una de las principales causas de muerte en muchos países en vías de desarrollo. En conjunto, son la primera causa de muerte en los adultos.
En los Estados Unidos, más de 80 millones de habitantes sufren de algún tipo de enfermedad cardiovascular. Alrededor de 2.400 personas mueren cada día de enfermedades cardiovasculares. El cáncer, la segunda causa de muerte, produce algo más de la mitad de muertes.
La enfermedad arterial coronaria, el tipo más común de enfermedad cardiovascular, es la primera causa de muerte en los Estados Unidos actualmente. Pero gracias a muchos estudios y miles de pacientes, los investigadores han descubierto ciertos factores que desempeñan un papel importante en las probabilidades de que una persona padezca de una enfermedad del corazón. Se los denomina «factores de riesgo».
Los factores de riesgo se dividen en dos categorías: principales y contribuyentes. Los principales factores de riesgo son aquellos cuyo efecto de aumentar el riesgo cardiovascular ha sido comprobado. Los factores contribuyentes son aquellos que los médicos piensan que pueden dar lugar a un mayor riesgo cardiovascular pero cuyo papel exacto no ha sido definido aún.
Cuanto más factores de riesgo tenga una persona, mayores serán sus probabilidades de padecer una enfermedad del corazón. Algunos factores de riesgo pueden cambiarse, tratarse o modificarse y otros no. Pero el control del mayor número posible de factores de riesgo, mediante cambios en el estilo de vida y/o medicamentos, puede reducir el riesgo cardiovascular.
Principales factores de riesgo
Presión arterial alta (hipertensión arterial). La hipertensión arterial aumenta el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón, un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular. Aunque otros factores de riesgo pueden ocasionar hipertensión, es posible padecerla sin tener otros factores de riesgo. Las personas hipertensivas que además son obesas, fuman o tienen niveles elevados de colesterol en sangre, tienen un riesgo mucho mayor de sufrir una enfermedad del corazón o un accidente cerebrovascular.
La presión arterial varía según la actividad y la edad, pero un adulto sano en reposo generalmente tiene una presión sistólica de menos 120 y una presión diastólica de menos 80.
Presión arterial alta (Hipertensión arterial)
Colesterol
Colesterol elevado. Uno de los principales factores de riesgo cardiovascular es el colesterol elevado. El colesterol, una sustancia grasa (un lípido) transportada en la sangre, se encuentra en todas las células del organismo. El hígado produce todo el colesterol que el organismo necesita para formar las membranas celulares y producir ciertas hormonas. El organismo obtiene colesterol adicional de alimentos de origen animal (carne, huevos y productos lácteos).
Aunque a menudo atribuimos la elevación del colesterol en sangre al colesterol que contienen los alimentos que comemos, la causante principal de ese aumento es la grasa saturada de los alimentos. (Lea cuidadosamente la información nutricional que aparece en los envases, porque un alimento que no contiene colesterol puede contener grandes cantidades de grasa saturada.) La materia grasa de los productos lácteos, la grasa de la carne roja y los aceites tropicales tales como el aceite de coco son algunos de los alimentos ricos en grasa saturada.
Cuando la sangre contiene demasiadas lipoproteínas de baja densidad (LDL o «colesterol malo»), éstas comienza a acumularse sobre las paredes de las arterias formando una placa e iniciando así el proceso de la enfermedad denominada «aterosclerosis». Cuando se acumula placa en las arterias coronarias que riegan el corazón, existe un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón.
Diabetes
Diabetes. Los problemas del corazón son la principal causa de muerte entre diabéticos, especialmente aquellos que sufren de diabetes del adulto o tipo II (también denominada «diabetes no insulinodependiente»). Ciertos grupos raciales y étnicos (negros, hispanos, asiáticos, polinesios, micronesios, melanesios y amerindios) tienen un mayor riesgo de padecer diabetes. La Asociación Americana del Corazón (AHA) calcula que el 65 % de los pacientes diabéticos mueren de algún tipo de enfermedad cardiovascular. Si usted sabe que sufre de diabetes, debe ser controlado por un médico, porque el buen control de los niveles de glucosa (azúcar) en sangre puede reducir su riesgo cardiovascular. Si cree que pueda tener diabetes pero no está seguro, consulte al médico quien le realizará los análisis correspondientes.
Obesidad
Obesidad y sobrepeso. Se cree que el peso excesivo puede elevar los niveles de colesterol total, causar hipertensión y aumentar el riesgo deenfermedad arterial coronaria. La obesidad aumenta las probabilidades de adquirir otros factores de riesgo cardiovascular, especialmente hipertensión, niveles elevados de colesterol en sangre y diabetes.
En la actualidad, muchos médicos miden la obesidad mediante el índice de masa corporal (IMC), que se calcula dividiendo los kilogramos de peso por el cuadrado de la talla en metros (IMC = kg/m2). Según el Instituto Nacional de los Pulmones, el Corazón y la Sangre de los Estados Unidos (NHLBI), se considera que una persona sufre de sobrepeso si tiene un IMC superior a 25 y que es obesa si la cifra es superior a 30. Puede determinar su IMC utilizando la calculadora a continuación. Con esa cifra, puede averiguar su composición corporal, consultando la tabla que aparece debajo de la calculadora.
Índice de masa corporal
El índice de masa corporal (IMC) es una fórmula que se utiliza para evaluar el peso corporal en relación con la estatura. La fórmula permite medir la composición corporal y ha demostrado ser una manera eficaz de determinar la grasa corporal. Para calcular su IMC, ingrese su estatura y peso a continuación.
Estatura en pulgadas: o centímetros:
Peso en libras: o kilogramos:

Resultado:
Composición corporal Índice de masa corporal (IMC)
Peso inferior al normal Menos de 18.5
Normal 18.5 – 24.9
Peso superior al normal 25.0 – 29.9
Obesidad Más de 30.0
Tabaquismo. La mayoría de la gente sabe que fumar aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, pero pocos saben que también aumenta apreciablemente el riesgo de enfermedad cardiovascular y de enfermedad vascular periférica (enfermedad de los vasos sanguíneos que riegan los brazos y las piernas). Según la Asociación Americana del Corazón, más de 400.000 estadounidenses mueren cada año de enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Muchas de estas muertes se deben a los efectos del humo del tabaco en el corazón y los vasos sanguíneos.
Las investigaciones demuestran que fumar acelera el pulso, contrae las principales arterias y puede provocar irregularidades en la frecuencia de los latidos del corazón, todo lo cual aumenta el esfuerzo del corazón. Fumar también aumenta la presión arterial, lo cual a su vez aumenta el riesgo de un ataque cerebral en personas que sufren de hipertensión. Aunque la nicotina es el agente activo principal del humo del tabaco, otros compuestos y sustancias químicas, tales como el alquitrán y el monóxido de carbono, también son perjudiciales para el corazón. Estas sustancias químicas contribuyen a la acumulación de placa grasa en las arterias, posiblemente por lesionar las paredes de los vasos sanguíneos. También afectan al colesterol y a los niveles de fibrinógeno (un coagulante sanguíneo), aumentando así el riesgo de que se forme un coágulo sanguíneo que pueda provocar un ataque al corazón.
Inactividad física. Las personas inactivas tienen un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón que las personas que hacen ejercicio regular. El ejercicio quema calorías, ayuda a controlar los niveles de colesterol y la diabetes, y posiblemente disminuya la presión arterial. El ejercicio también fortalece el músculo cardíaco y hace más flexibles las arterias. Las personas que queman activamente entre 500 y 3.500 calorías por semana, ya sea en el trabajo o haciendo ejercicio, tienen una expectativa de vida superior a la de las personas sedentarias. Incluso el ejercicio de intensidad moderada es beneficioso si se hace con regularidad.
Sexo. En general, los hombres tienen un riesgo mayor que las mujeres de sufrir un ataque al corazón. La diferencia es menor cuando las mujeres comienzan la menopausia, porque las investigaciones demuestran que el estrógeno, una de las hormonas femeninas, ayuda a proteger a las mujeres de las enfermedades del corazón. Pero después de los 65 años de edad, el riesgo cardiovascular es aproximadamente igual en hombres y mujeres cuando los otros factores de riesgo son similares.
Herencia. Las enfermedades del corazón suelen ser hereditarias. Por ejemplo, si los padres o hermanos padecieron de un problema cardíaco o circulatorio antes de los 55 años de edad, la persona tiene un mayor riesgo cardiovascular que alguien que no tiene esos antecedentes familiares. Los factores de riesgo tales como la hipertensión, la diabetes y la obesidad también pueden transmitirse de una generación a la siguiente.
Además, los investigadores han determinado que algunos tipos de enfermedades cardiovasculares son más comunes entre ciertos grupos raciales y étnicos. Por ejemplo, los estudios demuestran que los negros sufren de hipertensión más grave y tienen un mayor riesgo cardiovascular que los blancos. La mayor parte de los estudios cardiovasculares sobre minorías se han concentrado principalmente en negros e hispanos, utilizando a la población blanca como punto de comparación. Los factores de riesgo cardiovascular en otros grupos minoritarios aún están siendo estudiados.
Edad. Las personas mayores tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades del corazón. Aproximadamente 4 de cada 5 muertes debidas a una enfermedad cardíaca se producen en personas mayores de 60 años de edad.
Con la edad, la actividad del corazón tiende a deteriorarse. Puede aumentar el grosor de las paredes del corazón, las arterias pueden endurecerse y perder su flexibilidad y, cuando esto sucede, el corazón no puede bombear la sangre tan eficientemente como antes a los músculos del cuerpo. Debido a estos cambios, el riesgo cardiovascular aumenta con la edad. Gracias a sus hormonas sexuales, las mujeres generalmente están protegidas de las enfermedades del corazón hasta la menopausia, que es cuando su riesgo comienza a aumentar. Las mujeres mayores de 65 años de edad tienen aproximadamente el mismo riesgo cardiovascular que los hombres de la misma edad.
Factores contribuyentes
Estrés. Se cree que el estrés es un factor contribuyente al riesgo cardiovascular pero aún no se sabe mucho sobre sus efectos. No se han demostrado aún los efectos del estrés emocional, de los hábitos conductuales y del estado socioeconómico en el riesgo de padecer una enfermedad del corazón o un ataque cardíaco, porque todos nos enfrentamos al estrés de maneras diferentes. Cuánto y cómo nos afecta el estrés depende de cada uno de nosotros.
Los investigadores han descubierto varias razones por las cuales el estrés puede afectar al corazón.
* Las situaciones estresantes aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, aumentando la necesidad de oxígeno del corazón. Esta necesidad de oxígeno puede ocasionar una angina de pecho, o dolor en el pecho, en enfermos del corazón.

* En momentos de estrés, el sistema nervioso libera más hormonas (principalmente adrenalina). Estas hormonas aumentan la presión arterial, lo cual puede dañar la capa interior de las arterias. Al cicatrizarse las paredes de las arterias, éstas pueden endurecerse o aumentar en grosor, facilitándose así la acumulación de placa.

* El estrés también aumenta la concentración de factores de coagulación en sangre, aumentando así el riesgo de que se forme un coágulo. Los coágulos pueden obstruir totalmente una arteria ya parcialmente obstruida por placa y ocasionar un ataque al corazón.
El estrés también puede contribuir a otros factores de riesgo. Por ejemplo, una persona que sufre de estrés puede comer más de lo que debe para reconfortarse, puede comenzar a fumar, o puede fumar más de lo normal.
Hormonas sexuales. Las hormonas sexuales parecen desempeñar un papel en las enfermedades del corazón. Entre las mujeres menores de 40 años de edad, no es común ver casos de enfermedades del corazón. Pero entre los 40 y 65 años de edad, cuando la mayoría de las mujeres pasan por la menopausia, aumentan apreciablemente las probabilidades de que una mujer sufra un ataque al corazón. Y, a partir de los 65 años de edad, las mujeres representan aproximadamente la mitad de todas las víctimas de ataques cardíacos.
Anticonceptivos orales. Las primeras píldoras anticonceptivas contenían niveles elevados de estrógeno y progestágeno, y tomarlas aumentaba las probabilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular o un ataque cerebral, especialmente en mujeres mayores de 35 años que fumaban. Pero los anticonceptivos orales de hoy contienen dosis mucho menores de hormonas y se consideran seguros en mujeres menores de 35 años de edad que no fuman ni sufren de hipertensión.
Sin embargo, los anticonceptivos orales aumentan el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular y coágulos sanguíneos en mujeres que fuman o tienen otros factores de riesgo, especialmente si son mayores de 35 años. Según la Asociación Americana del Corazón, las mujeres que toman anticonceptivos orales deben realizarse chequeos anuales que incluyan un control de la presión arterial, los triglicéridos y el azúcar en sangre.
Alcohol. Los estudios demuestran que el riesgo cardiovascular es menor en las personas que beben cantidades moderadas de alcohol que en las personas que no beben. Según los expertos, el consumo moderado es un promedio de una o dos bebidas por día para los hombres y de una bebida por día para las mujeres. Una bebida se define como 1,5 onzas líquidas (44 ml) de bebidas espirituosas de una graduación alcohólica de 40° (80 proof) (tal como whisky americano o escocés, vodka, ginebra, etc.), 1 onza líquida (30 ml) de bebidas espirituosas de una graduación alcohólica de 50° (100 proof), 4 onzas líquidas (118 ml) de vino o 12 onzas líquidas (355 ml) de cerveza. Pero el excederse de un consumo moderado de alcohol puede ocasionar problemas relacionados con el corazón, tales como hipertensión, accidentes cerebrovasculares, latidos irregulares y cardiomiopatía (enfermedad del músculo cardíaco). Además, una bebida típica tiene entre 100 y 200 calorías. Las calorías del alcohol a menudo aumentan la grasa corporal, lo cual puede a su vez aumentar el riesgo cardiovascular. No se recomienda que las personas que no beben comiencen a hacerlo ni que los que ya beben aumenten su consumo de alcohol.
Nunca es demasiado tarde ni demasiado temprano para comenzar a mejorar la salud cardiovascular. Algunos factores de riesgo pueden ser controlados y otros no, pero si se eliminan los factores de riesgo que pueden cambiarse y se controlan adecuadamente los que no pueden cambiarse, es posible reducir apreciablemente el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón.
Más información en este sitio Web:
* Factores de riesgo cardiovascular para niños y adolescentes
* Cómo mantener sano el corazón
* Información sobre los servicios de atención al paciente del Texas Heart Institute en el St. Luke's Episcopal Hospital
Información en otros sitios Web:
MedlinePlus
www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/heartdiseases.html
Enfermedades del corazón

Alergias afecciones cardiovascularesy Stress



La población joven, los inmigrantes y los trabajadores de mayor edad son actualmente los colectivos en los que tiene mayor incidencia la siniestralidad laboral, según director general de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social i quien pronunció la conferencia sobre “Nuevos riesgos, nuevos retos para la Inspección”.

El ponente explicó que la inexperiencia y la falta de información de los jóvenes les ponen en una mayor situación de riesgo en el trabajo. Un caso similar ocurre con los inmigrantes, por desconocimiento del idioma o porque no están familiarizados con las técnicas productivas y, en cuanto a la población de mayor edad, está sometida a mayor riesgo de accidentes y son los que sufren los más graves, por la falta de reflejos o porque confían en exceso en su experiencia.

Señaló como enfermedades profesionales de mayor incidencia en la actualidad las alergias, las afecciones cardiovasculares y las que denominó como riesgos psicosociales, derivados de la carga de trabajo, lo que genera estrés, depresión y violencia moral, bien sea en forma de acoso o agresión laboral o sexual. Asimismo, hizo constar nuevas afecciones que todavía no se tienen muy en cuenta en los centros de trabajo, como son las adicciones, al alcohol o a otro tipo de drogas.

Entre las enfermedades profesionales con gran incidencia, que se pueden considerar actuales, pero que también son de siempre, están los trastornos musculoesqueléticos, que ocasionan un elevado porcentaje de bajas laborales y que se deben a esfuerzos posturales y movimientos repetitivos.

En el panorama de riesgos laborales persisten, desde luego, los tradicionales. Los sectores que siguen ocupando los primeros puestos en cuanto a accidentes son el pesquero; el agrícola -a pesar de que ha disminuido la población activa en este sector, registra un elevado número de accidentes, sobre todo, mortales-, precisó el ponente; el sector de construcción, por caída de alturas, y el sector de servicios sociales, por el incremento de la población mayor y con una mayor presencia de la mujer en esta actividad, le siguen en incidencia.

En el ámbito laboral persisten enfermedades profesionales tradicionales, como son las dermatitis, la sordera y los cánceres a causa del amianto, a pesar de que estos materiales están prohibidos. Precisamente, la Unión europea organizará una campaña especial en el año 2006 para concienciar a todos los países sobre los riesgos de este material.

Cómo manejar el stress del día a día


viernes, 22 de octubre de 2010

Otrras opciones terapéuticas para el stress


Los efectos cerebrales del estrés, la efectividad del chicle para relajarse, la neurociencia del amor eterno así como el punto de encuentro entre el cerebro y el baile estuvieron entre los temas tratados en el Congreso de Neurociencias que este año se llevó a cabo en Washington DC.
Se trató de una reunión masiva, según reporta la revista Science, participaron más de 30 mil personas representando a 73 países y tan solo en carteles se presentaron más de 15 mil trabajos. Imposible hablar de todos ellos pero hubo algunos que sobresalieron por su originalidad o por la forma en la que repercuten en la cotidianidad de las personas.
Muy comentado en la prensa fue el implante cerebral que permitió a un mudo volver a “hablar”, aunque exactamente lo que hizo fue emitir el sonido de tres vocales. Aún así se trata de un adelanto sin precedente en el uso de interfaces. Un grupo de especialistas de la Universidad de Boston implantó un circuito electrónico en la zona del lenguaje en el cerebro de un hombre paralizado e incapaz de comunicarse.
Con una computadora y un programa especialmente diseñado para decodificar señales neuronales, fueron capaces de convertir las señales producidas en el cerebro de este hombre en sonidos claros y precisos. Aunque hasta ahora han sido únicamente vocales las que han sido decodificadas, se espera que en los próximos cinco años sean palabras completas las que puedan ser expresadas dándole una posibilidad de comunicación a aquellas personas incapaces de hacerlo verbalmente.
El estrés ocupó un lugar protagónico en la reunión, al igual que lo hace en la vida de muchas personas.

El estrés está en la cabeza, según un neuroendocrinólogo de la Universidad de Rockefeller en Nueva York, ya que es el cerebro el responsable de reconocer y responder a los estresores de distintas formas. Cada vez son más los estudios que corroboran el papel que juega el estrés en el aprendizaje, la memoria y la toma de decisiones.

Un estudio de la Universidad de California, por ejemplo, demostró que un estrés fuerte durante un corto periodo de tiempo, como lo es la espera durante la cirugía de un ser querido, es suficiente para destruir varias de las conexiones entre neuronas en zonas específicas del cerebro. Esto es, un estrés agudo puede cambiar la anatomía cerebral en pocas horas.

El estrés crónico, por su parte, demostró la disminución del tamaño de la zona cerebral responsable de la memoria, por lo menos en ratas.

¿La solución al estrés? El chicle. O por lo menos eso sugiere un estudio de la Universidad de Northwestern y el Wrigley Science Institute que prueba que masticar un chicle en momentos de presión disminuye el estrés a niveles cinco veces menores de los que se perciben en condiciones normales y que además mejora la memoria a corto plazo.

Los efectos son considerables, sin embargo, los científicos no saben aún cual es el factor responsable de este efecto: el azúcar, el sabor o la mecánica de masticar. Sea cual sea, replantea las estrictas reglas escolares de no masticar chicle en clase.

El amor ocupó un lugar protagónico entre los trabajos presentados. Se sabe ya que durante el enamoramiento inicial se activan vías cerebrales asociadas con las adicciones. Ahora, un grupo de la Universidad Rutgers estudió a personas que seguían enamoradas después de 20 años de estar casadas y encontraron que en ellos, además de tener activas las vías de la adicción se añadían zonas que dependían de dos neurotransmisores: serotonina y vasopresina. El mensaje es doble, el amor puede durar indefinidamente y la sensación de obsesión, manía y ansiedad inicial son eventualmente reemplazadas por paz y calma.

Finalmente, el baile y las neurociencias detrás del mismo constituyeron la presentación de apertura del congreso. Después del baile de apertura inició una mesa redonda en la que coreógrafos y científicos discutieron los mecanismos cerebrales necesarios para seguir un ritmo, percibir la posición exacta del cuerpo en un momento dado y el cálculo perfecto de los movimientos durante un baile.

Así, un año más, se reunieron los cerebros de aquellos que alrededor del mundo estudian al cerebro tratando de dilucidar los secretos del que continúa siendo el mayor de los misterios del cuerpo humano.



Certifica.com

martes, 19 de octubre de 2010

A la búsqueda del tiempo perdido (Marcel Proust)

Cuando leer acerca del amor, se convierte , en una terapia muy importante para luchar contra el stress.

A la busca del tiempo perdido - Marcel Proust .Voy a hablar de un libro que casi nadie va a leer y que, hasta ahora, pocos han leído. Incluso muchos de los que hablan de él, sea bien o mal, no han completado su lectura. Algo que, por otra parte, no es del todo extraño, dado que la novela en cuestión consta de más de 3000 (sí, tres mil) páginas. Desde luego, todo un reto para cualquier lector, por avezado que se considere, aunque sólo sea por el tiempo que demanda su lectura.

“A la busca del tiempo perdido” es algo más que una novela; es una experiencia vital. Un universo completo recreado en sus páginas, con unos mecanismos internos que la convierten en un libro difícil, arduo, incluso en ocasiones (por qué no decirlo) aburrido. Muchos lectores, allá por el momento de su publicación en 1913 no entendieron la propuesta que ofrecía Marcel Proust; hoy por hoy, las diferencias no son muchas. Y, sin embargo, es toda una obra maestra; una auténtica obra de arte maravillosa de principio a fin. ¿Por qué? Bueno, eso es lo que trataré de explicar aquí.

Proust fue un escritor exigente. En las últimas páginas de “El tiempo recobrado” (el último de los volúmenes que conforman el libro) él mismo admite fijarse como meta algo realmente difícil: reflejar la realidad humana a través de una observación minuciosa, que no detallista, del comportamiento de las personas.

Precisamente eso es lo que se achaca como dificultad o lacra a “A la busca del tiempo perdido”: su puntillismo, su atención sobre el detalle, su minuciosidad.

André Gide, lector para la editorial Gallimard, devolvió el libro al editor con un comentario (del que se arrepintió más tarde) en el que decía: “No puedo comprender que un señor pueda emplear treinta páginas para describir cómo da vueltas y más vueltas en su cama antes de encontrar el sueño”.Sin embargo, a mi modo de ver es ahí donde radica su genialidad (lo cual no lo convierte, automáticamente, en un libro fácil) y su diferencia.

Proust empleó métodos y técnicas que se descubrían en la narrativa a principios del siglo XX. Escritores como James Joyce o Virginia Woolf emplearían el monólogo interior de maneras refinadas, pero Proust inauguró esta toma de posición de la escritura con su larguísima obra.

Inspirado por el estilo de autores muy dispares, que abarcan desde Flaubert o Stendhal, hasta Dostoivesky , pasando por Thomas Hardy, el francés hizo uso de recursos que, de un modo u otro, ya se habían utilizado con cierto éxito antes, pero que él reelaboró de forma magistral hasta escribir “A la busca del tiempo perdido”.

El propio Proust estableció una comparación entra la elaboración de su libro y la construcción de una catedral: una obra cuyos planos iniciales no son definitivos, sino que cambia y muta sujeta a múltiples designios. La madeja que el autor va desenrollando a lo largo de las miles de páginas es una prolongación de su memoria, una memoria que es activa, que no se limita a traer recuerdos al consciente para plasmarlos sobre el papel, sino que analiza, examina, compara, siempre de manera constante, con digresiones (inevitables), con olvidos y con inconstancias. Como el mismo escritor dice, “lo que se trata de hacer salir, mediante la memoria, es nuestros sentimientos, nuestras pasiones, es decir las pasiones, los sentimientos de todos”.

Marcel ProustEn cierto modo, lo que Freud investigaba casi al mismo tiempo en Viena es lo que, en forma narrativa e imaginaria, recrea Proust en su libro. Temas tabúes, como la homosexualidad, y habilidades del subconsciente son examinados bajo el atento microscopio de la escritura del francés, que parece abarcar todos los temas humanos posibles. Quizá esta pasión por tratarlo todo, por querer comprender entre sus páginas todo lo imaginable, fue el mayor reto al que Proust se enfrentó. Como él mismo comunicaba a su editor, el manuscrito crecía y crecía, teniendo como topes la primera y la última parte; el resto era elaborado constantemente por el escritor, que ampliaba sus recuerdos (y, por ende, su obra) de manera desaforada.

Proust se aleja de la razón y la lógica para tratar de encontrar esas ‘verdades universales’ que busca mediante la memoria de la que hablaba arriba. Considerando que la razón y la voluntad no han conseguido el objetivo de plasmar la realidad, Proust se concentra en dibujar el ‘exterior’ de los personajes, aunque los falsee y no los describa fielmente (inventando todo tipo de detalles, aunque se base en personas reales para imaginar sus caracteres).

En este sentido, su cambio respecto a la tradición decimonónica de la que es heredero (recordemos que Zola , naturalista acérrimo, es contemporáneo suyo) es brutal: pasamos de una novela sujeta a lo real, empecinada en retratar comportamientos sin dejar nada a la imaginación, a un prodigio de inventiva memorística que, pese a hablar de personajes y situaciones mundanas, nos revela conductas que pueden pasar por universales.

Al introducir su propia conciencia en la novela (anticipándose a Joyce, Woolf o Faulkner), Proust multiplica las posibilidades artísticas de la escritura, puesto que su obra adquiere múltiples interpretaciones, todas válidas y aunadas: novela psicológica, autobiográfica, reflexión sobre el arte y la literatura… En una obra como “A la busca del tiempo perdido” cabe absolutamente todo, no sólo, evidentemente, por su extensión, sino por su peculiar composición, que permite tocar todos los temas imaginables desde un punto de vista único -el del autor-, pero, al mismo tiempo, universal.

En realidad, a lo largo de las tres mil páginas de “A la busca del tiempo perdido” no parece que se cuenten demasiadas cosas. En “Por la parte de Swann”, el narrador recuerda su infancia y nos cuenta su descubrimiento del mundo de la aristocracia de los Guermantes.

“A la sombra de las muchachas en flor” nos muestra a un narrador adolescente que, en sus vacaciones en un balneario, conoce a unas muchachas que le inician en su despertar sexual y, de alguna manera, ‘artístico’. “La parte de Guermantes”, tercera parte de la obra, introduce al narrador en el mundo aristocrático y exclusivo de los Guermantes, mitificado por sus recuerdos y que resulta ser desolador visto y vivido de cerca; toda la clase alta y burguesa de la Francia de fines del XIX es despedazada por la visión del autor, expuesta como una clase decadente y cargada de vicios y defectos. Es en “Sodoma y Gomorra” donde el narrador se ensaña con más ahínco con esa clase aristocrática y rica; esos personajes son sinónimo del vicio más abyecto, de la corrupción más profunda: por un lado, dedicados a sus fiestas, recepciones y soirées; por otro, consagrados a la lujuria y la depravación.

“La prisionera” nos muestra el envés del sentimiento amoroso, plasmado en Albertine, la mujer de la que cree enamorarse el narrador y a través de la cual se reflexiona sobre las diversas facetas del amor, con especial hincapié en los celos. “La fugitiva” desarrolla el tema del libro anterior, sumiendo al narrador en el convencimiento de que nada es perdurable, de que todo mutable, frágil, como la memoria de la que hace uso y en la que se refugia debido a su enfermedad.

Es en “El tiempo recobrado” donde culmina la peripecia del autor: después de un largo reposo debido a la enfermedad que le consume, regresa a un París devastado por la Guerra Mundial, donde los personajes que conoció y trató se han confundido con una burguesía adinerada que ha borrado a los esplendorosos aristócratas que tanto admiraba; entiende que sólo la creación artística le puede ayudar a ‘salvarse’ de la inevitable consunción vital que observa a su alrededor: de este modo, comienza, en un viaje circular, la escritura de su obra maestra.

Y en esas miles de páginas asistimos a cientos de descripciones, de minuciosos recuerdos, que, aunque pueden engañarnos y hacernos creer que estamos ante un volumen autobiográfico infinito, nos muestran, en realidad, la decadencia de una clase que es trasunto de toda una civilización, de toda una realidad. Es esto, quizá, lo más significativo de la obra de Proust: la posibilidad de hallar en cada una de sus escenas la representación metafórica de alguna otra cosa. Obviamente, su lectura es muy ardua y dificultosa: cualquiera que lo enfrente, incluso el más leído, encontrará momentos tediosos y complicados.

Sin embargo, creo que el proceso acaba por merecer la pena, aunque sólo sea por la magnitud inigualable de lo que tenemos entre manos. Comprendo que haya quien diga que es imposible leer algo que apenas cuenta, directamente, nada importante; es admisible el celo, pero también es cierto que no se ha vuelto a escribir nada semejante, por lo que su abordaje es complicado.


la he leído y me ha gustado tanto que estoy buscando una buena traducción, no es que tenga nada en contra de Pedro Salinas -pero quisiera hallar una traducción completa– (por aquello de la uniformidad) La versión en inglés es magnífica por cierto, pero en español no he visto ni la primera edición decente, saludos.


Yo compré el primer y segundo tomo por internet en esta pagína http://www.casadellibro.com/. Sin embargo el segundo tomo trajo algunas páginas en blanco. El tercero lo compré en una librería en Bogotá y el cuarto en la Feria del Libro en Colombia.

No sé dónde vivas tú, pero yo lo he consigo facilmente… eso sí, es caro a comparación de otros libros, cada tomo cuesta más o menos US$40. La editorial que leo es Alianza, seguramente habrá otras más baratas, pero según recomendaciones la mejor traducción es la de Salinas.

No he leído a Proust,pero como comentó alguien en este blog, la mención de su obra en “Pequeña Miss Sunshine”(hace tiempo) despertó mi curiosidad. Y uds. con sus comentarios me impulsan más aún . ¿Se puede empezar por cualquier libro? O si se altera el orden es más difícil?. Gracias

pues he leido el primero y segundo volumen de esta monumental obra y no deja de impresionarme la cantidad de temas que proust ha tratado; desde su constante ataque al habito del ser humano, hasta el tema de la imaginacion, desde su manera de vivir, apreciar y crear el arte, desde su manera tan minuciosa de describir los paisajes, hasta el tema que siento es el mas complejo de comprender: EL AMOR. En los primeros 2 volumenes Proust nos plantea 3 situaciones amorosas, todas completamente diferentes y sin embargo tan similares en su consecuencia final que es el sufrimiento que nos hace sentir el amor: podemos apreciar los enfermizos celos que Swann sufre debido a la ausencia de Odette y a las historias (a veces disparatadas) que crea en su mente, incluso la ultima pagina de “un amor de swann” en la que swann se arrepiente de haber gastado su tiempo con una mujer que jamas lo quizo como el a ella; en la primera parte del segundo volumen, el sufimiento del joven Marcel por la hija del matrimonio Swann, Gilberta.

En este caso, nuestro narrador se va enamorando de Gilberta a tal punto que este amor lo pone en un estado de ansiedad y desesperacion tremenda y viendo que Gilberta no le corresponde, decide dejar de ir al salon Swann para asi intentar que Gilberta le sea correspondida y es al final cuando se mandan cartas declarandose su amor mutuamente, pero aqui uno se da cuenta de que MArcel estuvo todo ese tiempo encaprichado en una relacion que nunca inicio y que nunca termino (dado que nunca tuvo inicio) el joven Marcel sufrio por un amor inexistente, uno amor no correspondido y ya aplicandolo mas a la realidad, cuantas veces no han habido personas que sufren por una persona sin nunca saber si son correspondidos y ellos creen que la otra persona las quiere y las ama incondicionalmente (como marcel creia de Gilberta) y ese delirio que acarrea el estar pensando si somos correspondidos o no unicamente nos trae sufrimiento.